El
renacimiento de caídas inoportunas, en el palpitar de la mente infinita, en el
cual sin sentir vuelves a tropezar en un “dulce abismo” es ese sentimiento es
esa situación. Hay que conceptuar en muchos contextos lógicos en donde tus
particularidades y tus emprendimientos en el arte de cortejar se concluyen,
pues, el momento en el que te dicen que se “humedece el alma“, conlleva a una
idolatría sin sentido de tus cualidades.
Es
bueno vivir, es bueno respirar de nuevo, aunque no te corresponda, al final eso
no es lo que te incumbe, hemos recibido tantas fortunas y tantos sentires a los
cuales nos aferramos, pero no es correspondido es triste y cruel, pero el
compuesto interesa.
Las
conexiones químicas empoderadas en un razonamiento que desencadenan las
mariposas que aun te permanecen interiormente, el caminar el embelesar son
sentimientos efímeros que tarde o temprano se deslucen, pues si, lo he vivido,
lo experimentado pero nunca fue correspondido.
El
cruel juego de la vida, el renacer prohibido, un gusto no correspondido.
Buscando
técnicas desde hace siglos, las que siempre han funcionado, incluso las que no
se han visto, aun así por ese pedacito de cielo, vale la pena.
Nunca
fue admirado, nunca fue correspondido, pero no todo fue en vano.
Nunca
creí que fuera tan impío, nunca creí que fuera inhumano, el sentimiento de des
fortunio que lleva la a la “comedia cruel “de la vida, nunca fue ni espontáneo,
todo calculado, pero nunca correspondido.
Mi
afinidad de admirar personas increíbles, el crujir del pecho de todos los días,
nunca fue. Siempre insano, siempre dedicado, nunca correspondido.
Mi
masoquista pensamiento de encontrar alguien siempre ahí, hasta nuevo aviso, de
la vacante de “ser feliz” al cumplir, todavía sigue, mi sentimiento de familia,
de ser amado otra vez, la patética forma social de morir. Recluido sin
libertad, pero con la venus en la mente,
aunque así sea, dulce muerte.
De
nuevo gritare, de nuevo moriré…
-
Luis, 10 de Julio del
2017.
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