Regresa
el inconfundible olor a cigarrillo y café, se determina el pasado en aquel hilo
de humo, se estremece por última vez el corazón, para abrirse a nuevos placeres
que en la mente están ejecutándose y estableciéndose.
Mi
bienestar ya no está en ti, mi bienestar está en el rehacer de las cosas que
van poco a poco cobrando sentido, esta vez para otras personas que pueden dar
un efímero placer, existáis de una noche, princesas de un día.
Tu
vestir quizás ya lo utilizas para otras personas, el olor permanente de tus
gemidos ya no se sienten, ya no se tocan, ni tampoco los saboreo.
Tus
gemidos solo fueron un cruel recuerdo más de las cosas que no se deben hacer. Te
confieso te amé, pero eres el segundo concepto de amor según la psicología.
Mis
besos se fueron, los tuyo ahí están, mi estima por ti se marchó, tú sigues ahí,
emputandome la vida.
Eres
de las cosas en las cuales uno más se aferran, personas como tu nacen para
abrirles a otro mundo más amargo y real a las personas, personas como tú
siempre reciben agradecimientos infinitos, de pasión efímera, pero, nunca amadas.
Tu
recuerdo se marchó, tu vestido sigue ahí, pero talvez para otras aventuras,
pues ya no para mí.
-
Luis, 15 de enero de 2018.
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