Estoy muerto de miedo y aún sigo acá.



Cuanto tiempo uno tiene que esperar para que la limerencia tenga algún conjuro de realidad y sea comprobable cualitativamente y cuantitativamente, cuanto uno tiene que esperar a los ciclos del sol para poder ver a través de ellos, cuanto uno tiene que ser paciente y esperar esa efímera y utópica realidad, hasta cuando uno tiene que esperar desde cuando uno empieza a sanar, desde cuando uno tiene que brillar, y sin embargo aún sigo acá.

Cuantas veces se tiene uno que romper para poder encontrar para poder volver a expandirse, el problema de encontrar ángeles en el infierno, la razón de no saber, la razón de un corazón callado y recuerdos a gritos desgarradores, cuanto tiempo uno tiene que vivir, cuanto tiempo uno tiene que esperar.

Esta tarde por favor no me pidas buena noche mejor dámelas, porque he esperado mucho, me he rendido varias veces, y me he levantado el doble, por favor mírame y cuéntame los cuentos que crecen en tu memoria, mírame y reinemos, mírame y fallemos, mírame y divirtámonos.

Hasta cuando uno tiene que esperar, pues para esto no existen reglas ni tampoco un manual, el amor se da, en las cosas menos comunes en la espontaneidad, entonces si uno espera no es.

Y acá seguimos, derritiéndonos del miedo, derritiéndonos de las ganas y el querer, pero nos esperamos, nos aguantamos porque ese momento tiene que ser.

Camino muchas cosas he caminado un sinfín de conceptos, y aun así no sé qué es, pero lo que si se, es que el pecho que acabas de abrir es el tuyo el que buscabas el que te corresponde, inefable.

Hasta cuando uno tiene que esperar, para volver a sentir, cuales son las reglas, cuando tenía todas las respuestas, definitivamente me cambiaron, todas las preguntas, hasta cuando uno puede ser duro, frio y calculador, hasta cuando uno puede ser virgo.

Ahora no tengo más que un corazón nutrido un alma sana  e Inlezaar una vida contigo.


-       Luis, 01de febrero del 2018.


Comentarios