Caballero.



La recatada frivolidad que se va generando a partir de actitudes conceptuales de buenas usanzas y buen vivir, encarcelan al más mínimo latir de un corazón que antes estaba perdido.

Después de haber infortunado a tanta literatura y cometer el horrible pecado de tratar de interpretarla con el método de desfragmentación me ha llevado a la ingenuidad establecida de una boca mal herida.

Para Mariquita Noboa de Bonilla los caballeros del siglo XXI se distinguen por ciertas actitudes que evidencian la formación o guía que recibieron en el hogar. Y aunque ya no deba relucir una armadura reluciente, considera que debe prevalecer la prudencia como la demostración de buenas costumbres. “el hombre moderno debe saber conducirse en sociedad. Las abuelas nos decían que para conocer a un hombre de bien hay que sentarlo a la mesa, a comer y a jugar”.

Nunca para nosotros se debe marchitar aquella vocación que llevamos dentro al momento de cualquier tipo de cortejo, el abrir la puerta, recoger la silla antes de que ella se siente, nunca alardear las conquistas adquiridas, vulgaridades ni patanerías en frente de ellas, a menos que la señorita lo permita, modales, costumbres y buen comportamiento hacen un señor admirable, valiente y caballero.

Un caballero sabe cuándo actuar, un caballero sabe cuándo detenerse, un caballero sabe cuándo callar y un caballero sabe cuándo hablar, un caballero tiene la facilidad de colocar una hermosa sonrisa a una dama, cuando cualquiera puso lágrimas, un caballero siempre atento a la petición,  un caballero sumiso ante la crítica y respeto al pensamiento opuesto de las creencias inoportunas.

Siempre un caballero, sea este al amor, sea esta al deseo y al placer, siempre brindando la sonrisa talvez efímera talvez permanente, el imaginario destacado y recatado de amor, la prostitución de un contrato firmado, la destreza de brindar calor, y alguien que las pueda escuchar, conversar y aconsejar, un genio dentro de una lámpara llamada vida, un locutor de secuelas existenciales, un alguien en quien se pueda confiar, un caballero.

Caballero siempre, reglas estimuladas por disciplina, destreza, control y diferenciación a lo correcto que da nuestra sociedad, un caballero de corazón y piel, de carne y hueso, un raro espécimen caminante por calles obscuras, un caballero.

Un caballero, no tiene memoria…

-          Luis, 24 de abril de 2019.

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