Un Día Normal.



La terrorífica señal que a partir de las 6h35 de la mañana en el velador derecho de mi cama justo arriba de la Tablet rayada por Gabriel, son simples pero historias cotidianas, suena maldito timbre, a penas desde las 6h35 hasta las 7h00 en el cual Morfeo cansado y mamado vuelve a llevarme a sus brazos.

Un lavado despostillado y un espejo industrial son simples testigos de una cara amanecida, alfo arrugada pero cuasi perfecta, tijeras de librería y una crema humectante, cosas y cosas, mientras mi mente vuela y vuela con un playlist que conjuga desde Johannes Bornlöf hasta Maluma, desde Camilo Séptimo hasta Tito Nieves, una mente muy amplia para todas las canciones del mundo.

Son las 7h10, y el aroma de café de la calle Sucre se siente por toda la casa, para mi esos es levantarme con el pie izquierdo, adoro ese aroma, el concepto del día mi emoción efímera.

Hay veces que a partir de esa hora llegan todas las creatividades mundanas a la cabeza, que los dejos guardados en el bufetero de la abuela, a lado derecho de la cabeza justo en el cuarto cajón donde se estampa mi disciplina y maldad. Después del primer sorbo, llegan tocando la puerta de la nevera mis emociones que las tengo a lado izquierdo en cambio, en el columpio del jardín en el árbol de aguacates.

Son las 7h40 llevo a mi pequeña luz juliana y parto a la buseta que la lleva a la escuela, a veces monto mi nube voladora, otras veces el “humillante”, según algunos, para mí, para mi es ahí ese ahí donde se construyen todas las historias y donde mi cabeza empieza a volar.

Subo aquel peculiar medio de transporte, como por ejemplo hoy, que no tenía llaves, en el preciso momento en el que subí se subió un caballero elegante, en el cual mencionare por el momento como Elián, esa será otra historia, acuérdense demonios que estoy relatando un día común y tranquilo en mi cabeza.

Sigue sonando mi PlayList, justo al bajarme y al caminar a mi trabajo suena Metallica, son las 8h00, marco, y me dicen que tengo que concluir algunos convenios en Gualaceo, a los que hago caso, lleno una plataforma virtual para permisos y consigo un carro institucional para comunicarme con miles de personas y miles de juntas que talvez de una u otra manera ayudare. Mi paso por el bienestar social, mi pequeña huella en que la gente de mi entorno prospere. El ego controlado.

Termina la reunión, y un viejo amigo que conoce más esos paraísos nos invita a coger manzanas en San Bartolome, ya que es tiempo, cabe resaltar que durante todo ese tiempo mi creatividad empieza a crecer, en inventarme historias y ser personaje propicio de placeres y reyes, de espías y marinos, vagabundos y mercenarios.

En mi oficina se necesita paz, en mi oficina se necesita por lo menos una sonrisa diaria, para no caer como maquinas sin corazón, banqueros ambiciosos, o adolescentes ricos. Con mi cartoncito lleno de flor de mayo y peras uno por uno necesitaba sus sonrisas y lo logré, la cosa más importante del día, ellos mi segunda familia pues se les recuerda que se pasa por lo menos 8 horas en una oficina con gente que de cierta manera u otra tienes que verles todos los días.

Son las 17h55, mi cerveza se calienta, de “chiripa” en café del parque solo escribo, hasta pensar que hacer mañana.

Pero se los diré, una hermosa mañana, tarde y noche para ustedes pequeños demonios.

NOTA: No sigan mis concejos, no sabré si mis ariscos demonios los quieran ayudar como ellos a mí.

-       Luis, 29 de abril de 2019

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